Dos pasiones y una historia: Carmen Castañeda

Resumen

Carmen Castañeda cambió, en el occidente de México, la práctica de la historia. Carmen vivió entre dos pasiones: la docencia y la historia, aficiones que se convirtieron en los dos quehaceres que colorearon su vida. Tal vez obedeciendo a esa vocación innata por la enseñanza, en 1960 Carmen se recibió a los 19 años de profesora en la Escuela Normal de Jalisco. Sin duda, su formación como maestra la distinguió para toda la vida. Estaba convencida de que nació para ser maestra. Como lo repitió más de una vez, enseñar era su mayor satisfacción; sin embargo, su otra pasión, la historia, la condujo a graduarse en 1969 como historiadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara. En el México de finales de los años sesenta no era fácil, especialmente para las mujeres, hacer un posgrado. Pero esto no se aplicaba para Carmen, quien siempre supo cuál era su camino a seguir. Con esa premisa partió a la ciudad de México en 1969 a cursar el doctorado en historia en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. Ahí tuvo como maestros a Andrés Lira, Rafael Segovia, Daniel Cosío Villegas, Moisés González Navarro, Alejandra Moreno Toscano y a Luis González y González. Las enseñanzas del historiador michoacano acompañaron a Carmen desde entonces. Carmen constantemente recordaba que en las sesiones cotidianas sus profesores les transmitían los conocimientos heredados de “maestros notables, como Silvio Zavala y Edmundo O ‘Gorman”. A su llegada a El Colegio, en 1969, los estudiantes asistieron al congreso de mexicanistas que organizó Daniel Cosío Villegas. En ese congreso, Carmen conoció a historiadores franceses, ingleses, estadounidenses; y a “muchísimos españoles, dedicados al estudio de México”. Con algunos de ellos, desde entonces, Carmen labró amistades indelebles.